martes, 18 de mayo de 2010

ANECDOTA DE UN PRETO VELHO


Un cierto día Preto Velho Pai Jerónimo estaba dando consulta y llegó hasta él una señora quien se había hecho una mamografía
y se le habia diagnosticado tumor en los senos.

Pases aqui, trabajos allá, en fin, era una gira normal, velas, hierbas, agua...

Dijo el preto:

Es así hija mía, ya hice lo mío, no debes dejar de visitar al hombre de blanco (el médico), depués venga a contarle al
negro, negro va a estar esperándole en el toco hasta que usted vuelva.

y salió la consultante.

A la semana próxima, volvió ella y el negro estaba esperandole sentado, ya en la segunda parte del trabajo.

- Puedes entrar mi hija, estaba esperandote - le dijo el preto.

- Es así mi preto! fui al médico, y me dijo que el tumor desapareció, que
puede que la mamografía sólo haya mostrado la sombra de una cicatriz
interna, producto de una cirujía que ya había tenido anteriormente, pero
vine a agradecer porque sé que el señor me curó... Digame padre, que
puedo darle en agradecimiento, que le puedo regalar?

En la casa, las entidades recibian ofrendas como cigarros, hierbas, flores, bebidas,
pero no porque los guías pedían, sino porque las personas traían en
agradecimiento y eran herramientas de trabajo, no caprichos
espirituales.

Pero aquel día el abuelo pidió:

- Hija mía me traerás una torta de chocolate, pero debe ser aqui en la próxima
sesión, yo no voy a estar, estará el caboclo, habla con él que seguro me
manda llamar.

Todos se extrañaron, se pasaron pensando porque el abuelo había pedido eso, los hijos de la casa no entendían y hasta
hacían broma con eso, alguien hasta se arriesgo en decir que era una
conmemoración por la cura de la mujer.

Todos pensaban que la mujer no volveria con la torta, pero apareció en la gira que le había
dicho el preto, y se sentó en la primera fila, con la torta de chocolate
llena de confites y otros dulces...

Llegó el preto velho con autorización del Caboclo Jefe que es Sierra Negra.

- Trajo la torta mi hija?
- Traje abuelo (contestó ella)

El abuelo se dirijió a la concurrencia y preguntó:

- ¿Hay una niña de piel morena, que hoy cumple 14 años?

Una niña se acercó y el abuelo le dijo:

- Mi hija querida este es el regalo que pediste a tu ángel de la guarda, él no puede venir, así que envió a este negro para
entregarte.

La niña acepto la torta con lágrimas en los ojos y fue con la torta a sentarse con su madre que no paraba de llorar entre
los consultantes, en 14 años nunca había tenido una torta de chocolate,
nunca más volvió, nunca más la vimos y nunca olvidamos esa historia.

Autor Desconocido.

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